Mucho más tranquila que la mediterránea (pero casi igual de soleada), la costa atlántica es idónea para relajarse y disfrutar de la naturaleza, con caminos rurales que serpentean entre viñedos y playas vírgenes salpicadas de islas neblinosas. Pero este litoral también ofrece una intensa vida urbana y cultural: la burguesa Burdeos, con su precioso casco antiguo, extraordinaria cultura vinícola y animados restaurantes; la estudiantil Nantes y su riqueza museística; y la marinera La Rochelle, con un acuario asombroso, un antiguo puerto de postal y bucólicas islas costeras.
• Burdeos: Disfrutar de la exquisita arquitectura, arte, comida y vino de esta ciudad Patrimonio Mundial.
• Dune de Pilat: La duna más alta de Europa es una gozada, seguida de un almuerzo con sensacionales vistas marinas en La Co(o)rniche.
• La Rochelle: Escalar antiguas torres defensivas, navegar hasta el Fort Bayard y ver tiburones en el increíble acuario de esta ciudad portuaria.
• Mapas.
• Transporte.
Incluye: Nantes, Poitou, La Rochelle, Isla de Ré, Cognac, Burdeos, Arcachon.