Cada vez que un circo llegaba a la ciudad, Santiago se horrorizaba ante la noticia. Nadie sabía que le tenía miedo a los leones. Un día su padre, fiel admirador delos circos, compró entradas en primera fila para la función. Cuando se apagaron las luces para dar inicio al espectáculo, el niño se deslizó fuera de la carpa y ahí se encontró con una gitana que lo convirtió en dragón. Creyendo que se trataba de un raro animal, lo encerraron en la jaula junto a los leones. Allí el niño tuvo la oportunidad de conocer la bondad de estos animales.