Mucho interés despierta hoy día la meditación entendida como atención plena o mindfulness. Si los dos timones de la nave introspectiva del movimiento sramana de la India son la concentración (samatha) y observación (vipassana), según prevalezca el ejercicio de una de ellas define el tipo o escuela de práctica introspectiva. La observación en el caso de vipassana o atención plena y su forma occidentalizada conocida como mindfulness. Si es el caso de la concentración hablaríamos de atención pura, un concepto «revolucionario» en la «psiconavegación». Esta es la práctica de la que trata esta tesis, que en este caso entonces hablaríamos con más propiedad de contemplación que de meditación. En su propuesta, el autor pretende demostrar que la condición del estado de consciencia zen llamada hishiryo de la que hablan los textos antiguos de la tradición Soto zen es de esta última naturaleza, es decir, atención pura; esto es, concentración total, absorción, dhyana. Por tal cuestión no es nada revolucionario, sino que sigue precisamente lo recogido por el linaje de la mencionada tradición. Lo que es novedoso es dicho discernimiento, revisión y constatación; también la explicación actualizada de la mano de la ciencia, así como los razonamientos y testimonios que revelan su secreto.
Ambas disciplinas son necesarias y complementarias, no obstante, la tesis argumenta también que si en una primera etapa de la práctica la atención plena es necesaria y convenientemente prevalente, ya que se cultiva el crecimiento personal o espiritual, sin embargo, conviene discriminar en los estados muy avanzados de la práctica, cuando el caudal de pensamientos discursivos se ha conseguido reducir notablemente, donde la atención pura debe tomar protagonismo si se quiere alcanzar los verdaderos estados de consciencia transpersonales o místicos, ya que los procesos «yoicos» del observador deben quedar disueltos y trascendidos gracias a esta profunda «auto hipnosis» que es la práctica de atención pura llamada zazen shikantaza.