Al igual que, después de la terriblemente destructiva Segunda Guerra Mundial, los dos países más devastados, esto es, Alemania y Japón, vivieron los llamados «milagros» alemán y japonés, es decir, un resurgir de sus cenizas que parecía prácticamente imposible y que los convirtió en las primeras potencias mundiales junto con Estados Unidos, así mi vida pasó por momentos de gran devastación, por una terrible depresión donde me parecía que tanto dolor acabaría conmigo porque no era capaz de sentir ninguna emoción placentera, sino que en mi mente todo era sufrimiento con mayor o menor intensidad. De ese modo puedo afirmar con mi experiencia que mientras haya vida, siempre hay esperanza, puesto que de todas las grandes crisis y depresiones se puede salir y renacer de las cenizas de uno mismo como el ave fénix de la mitología griega.