Este álbum de postales costumbristas, retratos descarnados de una época absurda, da un testimonio poético que no nos salva, pero nos conforta. Un aquelarre de personajes ordinarios, desgarrados jirones del desértico desamor y la soledad inconfesada. Un puñado de crónicas cotidianas que intentan suturar las heridas con palabras. Una invitación a comulgar un sueño en la belleza para no sentirnos solos durante esta decadencia que nos toca. Como quienes distantes, en una inusitada diáspora, miran la misma luna y se saben juntos.