El viajero se sentirá en otro mundo al visitar el interior de las tierras altas, con sus onduladas y coloridas coladas de lava, los glaciares que avanzan, los ardientes volcanes y los horizontes de arena, roca y montaña. Contemplando estas remotas extensiones de tierra virgen, uno se imaginará en Marte o la Luna, y sin exagerar. Los astronautas del Apolo entrenaron en esta región para su alunizaje. Las tierras altas albergan al rey y la reina de las cimas de Islandia y el único signo de vida de la zona es algún que otro liquen o flor, o los vigorosos tramos verdes de vegetación junto a los ríos de agua caliente. La gente las visita por el aislamiento y la lección de humildad del mundo natural. La soledad es tonificante, y las vistas, interminables. Pero apenas hay servicios, alojamiento, puentes sobre los ríos ni garantías de ayuda en caso de percances. Prepárese bien la logística y cárguese todo el espíritu de aventura.
• Recorrer el campo de lava, embeberse de las vistas de la caldera y sumergirse en las aguas del cráter del Víti, en Askja.
• Examinar los senderos de excursionismo a través del majestuoso macizo de Kerlingarfjöll y su valle geotermal estriado.
• Rendir homenaje al "rey de los montes" en Herðubreið.
Incluye: Ruta de Kjölur, Ruta de Sprengisandur, Ruta de Askja y Ruta de Kverkfjöll.