Si el viajero siente el imán de la antigua Grecia, la misma que atrapó a Ulises y Alejandro Magno, debe visitar el remoto archipiélago del Dodecaneso, que describe una curva en el sureste del Egeo en paralelo a la siempre visible costa de Turquía. Aquí dejaron su huella los griegos, los romanos, los cruzados, los bizantinos, los otomanos y los burócratas italianos del s. XX. Aparte de las más famosas Rodas y Cos, enigmáticas islas invitan a ser exploradas.
• Pasear bajo arcos bizantinos y por callejones adoquinados en la ciudad antigua de Rodas.
• Mapas.
• Subir por la curvada carretera hasta el pueblo olvidado en el tiempo de Olimpo.
• Transporte.
• Sumergirse en pecios y escalar acantilados calizos en Kálimnos.
• Restaurantes y alojamiento.
Incluye: Rodas, Halki, Kárpatos, Kasos, Symi, Tilos, Nísiros, Cos, Astipalea, Kálimnos, Leros, Patmos.