Mayo de 1983. Se han cumplido cinco meses desde que las Fuerzas Armadas comandan las operaciones contra Sendero Luminoso en Ayacucho, y la violencia no decrece, sino aumenta. En abril, los senderistas asesinan a casi setenta personas en Lucanamarca. Cerca, los campesinos de Sacsamarca esperan angustiados lo que, saben, será un ataque de represalia aniquiladora, en medio de la feroz ofensiva senderista de mayo. Entonces pasa por el pueblo una camioneta con un grupo de policías que decide quedarse y luchar junto con los campesinos en la contienda que decidirá la vida o muerte de la comunidad.