Dos novelas cortas, un cuento y una obra de teatro que recorren como no
se había hecho desde Copi (o desde Herminio Iglesias) los límites del
peronismo como mitología imperfecta.
Dice Antonio Cafiero que el peronismo «da para todo» y Daniel Guebel se
toma la libertad de demostrarlo en este cuarteto justicialista que
observa paradas en la ciudad utópica peronista, el monumento al
descamisado, unos mates con el General, Evita, Isabel y los montoneros,
y aquella inusitada página en la que la abanderada de los humildes
enseña por fin sus atributos.
De la santa a la puta, en «La carne de Evita» se juntan y mezclan los
extremos del fanatismo y la fe, el derrumbe y la salvación, alrededor
del cuerpo enloquecedor de la mujer más amada y odiada de los
argentinos.