La primera novela de Mario Mendoza es un descenso a los abismos de Bogotá para hablar de personajes con los que nadie se quiere meter. Como un beligerante escritor del realismo francés del siglo XIX, Mendoza narra la soledad de seres que un día se quedaron al margen de todo, abandonados a su desesperación y su locura.
La intrépida travesía de cinco amigos por Bogotá, la mayoría universitarios, es además una reflexión sobre la existencia en las urbes modernas, de la mano de filósofos contemporáneos como Deleuze y Guattari. Explosivo coctel de bohemia y literatura, de sórdidas y desgarradas pasiones, este relato a varias voces está tan próximo a la piedad como a la redención.