Al mismo tiempo que se producían estas revoluciones sociales y económicas en Europa, los pueblos comenzaron a manifestar una tendencia a la unión lingüística y cultural que iba a perfilar los límites nacionales. El nacionalismo que habían iniciado el siglo anterior España, Francia e Inglaterra, se extendió ahora a toda Europa. Y este estallido nacionalista casi siempre fue acompañado de un resurgir artístico que caracterizaba cada zona y cada momento de forma inconfundible.