Julio César Mondragón Fontes, normalista, encontró la muerte la madrugada del 27 de septiembre de 2014 en Iguala, Guerrero. Aquel día alguien robó su celular. A partir de este hecho, los periodistas Francisco Cruz, Félix Santana y Miguel Ángel Alvarado revelan cómo los registros de actividades telefónicas posteriores al asesinato abrieron una cloaca que conduce a las profundidades de un México corrupto y violento que la mayoría no nos atrevemos a mirar.
Documentos clasificados y una sólida investigación periodística permiten a los autores adentrarse a las entrañas de la represión cotidiana que allana el trabajo a multinacionales mineras que han hecho suyo el cinturón de oro que va desde Tlatlaya, en el Estado de México, hasta Mezcala, en el corazón de Guerrero. Detrás del saqueo que están cometiendo y de la impunidad con la que operan estas empresas, existe un negocio multimillonario que ha desatado un imperio de horror y sangre en la región: los yacimientos secretos de titanio y uranio. Así inicia la crónica en la que los crímenes extrajudiciales, la violación a los derechos humanos, la destrucción de evidencias y las investigaciones amañadas amenazan, como nunca antes, la estabilidad social del país.