La autora al enfrentarse a un dolor que no había sentido nunca antes y en medio de lo que parecía un naufragio vital decidió escribirse un cuento, como quien construye una tabla de salvación, al acabar no pudo evitar seguir con algunos más por si podían ser de ayuda a otros supervivientes.
Esta es su primera incursión escribiendo cuentos como si se tratara de una prescripción farmacéutica para el alma, pensando en las historias como cura, evasión y reencuentro.
Somos los cuentos que nos contaron, seremos los cuentos que nos contemos.