Atrás han quedado los días cuando el Cacique Miranda recorría los pueblos del desierto como ayudante de bus. Ahora pasa el tiempo en su palacete a orillas del mar, en cuartos pintados con polvo de oro importado de las Filipinas y forrados en tapetes traídos del Medio Oriente. Su enorme fortuna tiene nombre propio: la exportación ilegal de marihuana a los Estados Unidos. Pero en el camino el Cacique ha dejado una estela de sangre ajena. Y sus enemigos no se han olvidado de él.
Esta es la historia novelada de la bonanza marimbera, el fenómeno económico y cultural que estremeció al Caribe colombiano en la década del setenta. Una especie de antesala a la pesadilla del narcotráfico que vivió el país en los ochenta, la bonanza inauguró el tráfico de estupefacientes en Colombia y alteró con su desbordado influjo de dinero el tejido social de ese entonces.
Escrita en la tradición de las épicas sobre gánsteres, al estilo de Caracortada, pero con el rigor periodístico que hizo famoso a su autor, esta novela pone en evidencia la cadena entera del tráfico de marihuana. Cuarenta años después de su primera publicación, Seix Barral la recupera con un prólogo escrito por el economista Alejandro Gaviria.