La nieta de un importante industrial vasco vuelve de Cuba a principios de los años cuarenta huyendo de una relación que ha fracasado, obsesionada con saber qué hay detrás de la historia de locura de su madre.
Un domingo de agosto de 1926, cuando Magdalena Laparra ha vuelto de Cuba para pasar las vacaciones con su familia, coge a sus dos hijos, uno de cada mano, y se mete al mar en la playa de Biarritz con la intención de ahogarse. La niña de siete años, Elsa, advierte algo extraño en la actitud de su madre y consigue escapar tras un forcejeo. El niño pequeño en cambio, de solo dos años, muere ahogado y Magdalena es internada en un psiquiátrico por el resto de su vida.
Dieciocho años después, Elsa, la niña superviviente al ahogamiento, que ahora tiene 25 años, y acaba de separarse tras saber que su marido ha tenido un hijo con otra mujer, vuelve a España a casa de su abuela en busca del oscuro relato familiar. Para Elsa, ese viaje no solo supondrá el descubrimiento de un origen traumático, sino que se verá inmersa en un turbulento triángulo amoroso con un oficial del ejército alemán, que ha venido a controlar la frontera franco-española, y un pescador local que ejerce de contrabandista y forma parte de una célula de la resistencia contra la invasión de los nazis.