A nadie, ni siquiera a su única hija, parece importarle la muerte de Francisco Garmendia. Pero el comisario Óscar Morante no abandona la investigación sobre el degollamiento de quien fuera un afamado peluquero en el céntrico y antiguamente lujoso hotel Excelsior.
A medida que avanza en las pesquisas –que lo llevan incluso a ser víctima de un intento de asesinato–, el policía descubrirá que el salón de belleza era un punto neurálgico de una red de espionaje político internacional activa desde hace muchos años y que ha incorporado en sus filas a altos personeros de la propia Policía de Investigaciones y del Poder Judicial.