Cierto nomadismo programado –del hemisferio boreal al austral, de las aguas tranquilas del Mediterráneo o los hayedos navarros a los glaciares y lagos de la Patagonia chilena– de la mano de una soledad apacible, te otorga el don del buceo sosegado hacia el fondo de ti mismo. Puedes escuchar entonces lo que los demás solo oyen, intuir lo invisible y describir al emerger ese mundo oculto, esos paisajes profundos que pueblan realmente el interior de cada uno de nosotros.
Esta antología muestra tanto las huellas dejadas por las botas del caminante a lo largo de su viaje por el tiempo como el rastro dejado por este en el propio caminante.