Verónica Franco llegó a ser la cortesana más cotizada de Venecia. Su fama atravesó las fronteras y los siglos, y llega hasta nuestros días.
Durante el esplendor del Cinquecento, Venecia era el puente entre Oriente y Occidente. La opulencia del imperio que construyeron mercaderes y navegantes convivía con la belleza del arte renacentista, la lujuria, el carnaval y la peste bubónica.
Por imposición paterna, Verónica estaba destinada a convertirse en la esposa diligente de un hombre de buena posición económica. Pero para ella no había otro amor que el de Marco Venier, tan vedado como el acceso al conocimiento, que en su familia se reservaba a los varones. Como un atajo para preservar su independencia, Verónica se hizo cortesana. Su belleza juvenil y su refinada sensibilidad, le confirieron un encanto único entre las mujeres de la época. Inteligente, filosa, sensual, fue retratada por Tintoretto, protegida por el poderoso Doménico Venier y venerada por el mismísimo Delfín de Francia.
Esta novela de Ana María Cabrera es el retrato atrapante de una mujer que rompió los moldes de las convenciones de su tiempo. Atraída por los múltiples ribetes de esta historia, la autora de Felicitas Guerrero bucea en el tiempo hasta dar con el espíritu de la inolvidable puttana de Venecia.