Una novela de Fernando Vallejo
Dios no existe, ni el cielo, ni el infierno. Sólo tenía esa oportunidad
para recuperar a la abuela. Era la última. Si se cortaba la
comunicación, se iban a perder los dos, para siempre,en el vacío. Y ¡
clic! Se cortó. En la angustiosa irrealidad del sueño la arritmia tomó
entonces el control del corazón.