El autor parte de los antecedentes griegos y medievales de la teoría de los signos, y dedica especial atención a la semiótica y filosofía del lenguaje en Santo Tomás y Raimundo Lulio, estudia diversos autores de la escolástica del Siglo de Oro español y el México colonial, caracteriza la semiótica moderna en Locke, Leibniz, Pierce y Morris y finalmente completa su experiencia con la visión analítica del lenguaje y la línea estructuralista.