ELYANA TENDRÁ QUE DECIDIR POR QUÉ LUCHAR: EL FUTURO DE SU PUEBLO O LOS DESEOS DE SU CORAZÓN
Elyana debe enfrentar su destino, el mismo que asumen todos los primogénitos del reino de Ahéselon al cumplir los veinticinco años: sobrevivir a la Expiación de los Pecados. Si lo consigue, será escogida por uno de los dioses que les gobiernan, los inmortales Dorados, para alcanzar el nivel más alto del reino. Quienes no lo consigan morirán.
Al contrario que su pueblo, Elyana siente que es una tradición brutal, sangrienta y, sobre todo, profundamente injusta, pero sabe que si supera la prueba, podrá darle a su hermana una vida mucho mejor.
Solo al descubrir los secretos de los Dorados, especialmente los de Sorën, con quien creará un vínculo más allá de la lealtad, su fe comenzará a tambalearse, y entenderá que la Herejía puede ser la única esperanza para conseguir la libertad que tanto ansía y que su pueblo merece.