Allí donde hay seres humanos, siempre por motivos inconfesables, también encontramos conspiraciones. Unas son auténticas, otras no. Determinados relatos fantasean sobre el poder que supuestas fuerzas oscuras, como los masones, tendrían para manipular la realidad a escala planetaria. Ninguna de estas teorías descabelladas es inocua, porque, si consiguen salir de los márgenes del arco político, pueden ponerse al servicio de terribles dictaduras e incluso alentar matanzas.