Tan sólo en el primer año, Las relaciones peligrosas, conoció nada más y nada menos que once ediciones, varias de ellas piratas. Todo un éxito que tuvo sin embargo mucho que ver con el escándalo que causó la obra: las menciones más o menos explícitas a los diversos encuentros sexuales y, sobre todo, el carácter depravado de sus dos personajes principales, la marquesa de Merteuil y el vizconde de Valmont, suscitaron las agrias suspicacias de los sectores más puritanos de la sociedad francesa y provocaron que, en cuatro ocasiones, a lo largo de su siglo pero también del XIX, los tribunales prohibieran la publicación de la novela por inmoral. Pero, a la vez, despertaron un enorme interés del público por ella: todos querían leer aquel libro que contaba lo que no se debía contar.