El escritor de talento, el observador, maneja los detalles con extraordinaria destreza e ironía.
Como si de una autoantología se tratara, en Lo infinitamente pequeño (1954) Pla reunió cuarenta y cuatro textos que ejemplifican a la perfección sus dotes de observador agudo de la naturaleza humana, la profunda inteligencia de su humor y la eficacia de su estilo para mantener permanentemente vivo el interés del lector.