Daria llegó a Gracia para ayudar a proteger el bosque.
Joaquín está allí para asegurarse de que se levante la planta de agroquímicos.
Ella lo ve como un demonio y está dispuesta a enfrentarse a él y pararle los pies.
Él está demasiado acostumbrado a salirse con la suya, algo de lo que no se avergüenza.
En teoría son enemigos, pero en la práctica solo bastó con quedarse uno frente al otro para que todas las líneas divisorias que los separaban acabaran desdibujadas y para que comprendieran que lo que han encontrado no se puede perder con facilidad.
En la batalla por el bosque de Gracia, estos dos enemigos (que en verdad no lo son tanto) deberán defenderse de mucho más que el uno del otro para evitar que la fuerza que los une se consuma.
Irremediablemente unidos por quienes de verdad son, lo peor de ellos no hará más que enamorarlos.