«Rebecca Kauffman ha hecho algo extraordinario en su novela, nos ha mostrado que los amigos, especialmente los de la infancia, no necesitan entenderse para aceptarse».
—THE NEW YORK TIMES BOOK REVIEW
Cuando Mikey y sus amigos eran niños, el mundo les parecía enorme y les ofrecía un sinfín de posibilidades, a pesar de la realidad tan distinta y difícil de cada uno. Los Gunner, como se hicieron llamar, solían reunirse por las noches en la casa abandonada al final de la calle y soñaban con lo que el futuro tenía deparado para ellos.
Pero ahora han crecido, cada uno ha tomado caminos distintos y la vida no ha resultado como se lo prometieron. La primera grieta de su separación fue cuando Sally decidió alejarse del grupo sin dar explicaciones; después la inevitable madurez se encargó de acabar con lo que quedaba de los Gunner.
Han pasado diez años y el reencuentro es agridulce: Sally se suicidó y su funeral es el motivo de su reunión. Su misterioso distanciamiento del grupo vuelve a estar sobre la mesa. Todos se sienten culpables, pero saben que hay secretos que es mejor guardar para mantener intacta la belleza de aquella infancia.