Hijos de la corrupción institucional, los gobernadores César Duarte (Chihuahua, 2010-
2016), Roberto Sandoval Castañeda (Nayarit, 2011-2017) y los hermanos Moreira:
Rubén (Coahuila, 2011-2017) y Humberto (Coahuila, 2005-2011) fueron cobijados
por el poder central de este país: la presidencia de la República. Enrique Peña Nieto
conocía el desastre financiero que enfrentaban aquellos estados, guardó silencio, un
silencio cómplice para sepultar las más atroces corruptelas.
Protección abierta al crimen organizado, impunidad para estafadores que robaron
el dinero del pueblo, desvío de recursos para apuntalar negocios privados dentro y
fuera de México, hasta la constitución de un banco mediante recursos públicos. Estas
son las hazañas de la peor clase política que ha gobernado este país.
¿Hay alguna mente maestra detrás de todos ellos?
¿Quién les enseño a robar?
Ricardo Ravelo responde esa pregunta y presenta la segunda y última parte de una
investigación que revela datos, entrevistas y declaraciones inéditas, que dibujan tan
sólo cuatro perfiles de las largas filas que forman la clase gobernante priista, la casta
ingobernable, la camada incómoda.