Estaba tomando un helado en un establecimiento de comida rápida y he visto a mi ex-Enviar-
Sigue tan guapa? -Enviar-
Sí. Aunque ahora debe llevar gafas de sol porque le acaban de operar de cataratas -Enviar-
Y? -Enviar-
Charlamos un rato y la he llevado en mi vehículo al pueblo donde vive ahora -Enviar-
Y? -Enviar-
Se estropeó el cuentakilómetros y hemos parado en una estación de servicio de la carretera. Nos han dicho que estaría arreglado mañana y... -Enviar-
Qué? -Enviar-
Hemos cogido una habitación... para dormir... Me he equivocado y en lugar de encender el aire acondicionado he puesto la calefacción radial -Enviar-
En qué estarías pensando? -Enviar-
Cuando nos hemos dado cuenta, he salido al pasillo a sacar un refresco de la máquina expendedora y, por si acaso, también he cogido un preservativo -Enviar-
Y? -Enviar-
Se rompió el preservativo y tuvimos que salir corriendo a por la píldora del día después -Enviar-
Qué mala suerte -Enviar-
Después del susto, nos despedimos y se marchó con su sobrino a ver un espectáculo de autómatas -Enviar-
Si te apetece, tengo dos entradas para ir al fútbol esta tarde -Enviar-
Paso. Por qué no vamos a echar unos bolos? -Enviar-
Ok. La próxima vez q te encuentres con tu ex, quedamos y me lo cuentas. Esto de los mensajes de texto es un rollo. -Enviar-
Lo curioso de esta conversación, aparentemente trivial, es que pudo haber ocurrido hace siglos. Porque todo lo que en ella se dice -y digo todo-, se lo debemos a los romanos, los egipcios, los griegos, los chinos, los sumerios.... Y de eso va este libro, de todo lo que nos rodea que pensamos que tiene cuatro días y tiene más años que Matusalén, que según el Antiguo Testamento vivió 969 años.