En el verano de 1962, un año despueÌs de la construccioÌn del muro de BerliÌn, un grupo de joÌvenes alemanes occidentales se arriesgaron a acabar en prisioÌn, torturados por la Stasi o inclu- so muertos, para liberar a amigos, amantes y desconocidos del BerliÌn este, cavando unos tuÌneles bajo el Muro. Dos cadenas televisivas estadounidenses se enteraron de esos proyectos secretos y compitieron para ser los primeros en documentar- los desde el interior. La NBC y la CBS nanciaron dos tuÌneles separados, a cambio del derecho de lmar la huida, y planea- ron emitir unos programas especiales espectaculares, en las horas de maÌxima audiencia. El presidente John F. Kennedy, sin embargo, no queriÌa que nada prendiese la chispa de un en- frentamiento con los sovieÌticos. EÌl mismo habiÌa dicho: «es me- jor un muro que una guerra». JFK aproboÌ unas maniobras sin precedentes para impedir la emisioÌn de ambos documentales, poniendo a prueba los liÌmites de la prensa libre en una eÌpoca de gran intensi cacioÌn de las tensiones nucleares. Los tuÌnelesretrata a la perfeccioÌn el siniestro poder de la poli- ciÌa secreta (la Stasi), a unas cadenas de televisioÌn americanas dispuestas a pagar por lmar y al mismo tiempo proclives a ce- der ante la presioÌn o cial, a una Casa Blanca ansiosa por aca- llar esas noticias histoÌricas, y el poder subversivo de la gente corriente en circunstancias excepcionales. Una lectura...