"El clima de los 80 fue siempre tenso, no tanto por sed de destrucción como por impaciencia. Había que abandonar lo que nos sostenía; los padres, los primeros amigos, el colegio, la disciplina… En el medio la merca, el ácido o la marihuana se encargaban de disparar nuevos horizontes. Solamente vos podías intuir qué camino tomar y dónde terminar con tu vida. Luca luchaba por quitarse un peso de encima, como quien crea para sí una montura para cruzar todas las montañas del arte pero de pronto le duele y la montura ya no sirve".
¿Es este un nuevo libro sobre la leyenda de Luca Prodan a treinta años de su muerte? Sí y no. O ambas cosas a la vez. Porque en Luca es mío, Roberto Pettinato no sólo revela aventuras jamás contadas en clave literatura rock, sino que además propone un descenso escalonado —y muy divertido— a los bajofondos de una década tóxica, donde pocos se atreven a volver. Impresionables y melancólicos, abstenerse.