Hay madres que cocinan y madres que piden pizza. Las hay que trabajan y las hay que se quedan en casa. Algunas visten a sus hijos con jerséis de cuello alto y bufandas hasta entrada la primavera y otras los dejan andar descalzos en invierno. Hay madres que adoran jugar con los chicos largas horas y otras a las que les resulta aburrido. Las hay que parecen más jóvenes que sus hijas y otras al estilo de Rubens. Y también hay infinitas combinaciones de todas éstas y muchas más.
Este libro es una verdadera brújula para guiar a las madres, con unos ilustrativos casos prácticos, por una senda que nos ayude a no sentirnos culpables a cada paso que demos; a la vez que nos ofrece unos fáciles consejos que nos permitirán no caer en las trampas de esa culpabilidad.