Este contundente volumen de poemas es un intento del autor por inscribir su autobiografía en laeternidad, es decir, de hacer que la persona y sus eventos aparezcan como rizos de agua en el mar del tiempo.
Tomás González nos reitera con su poesía lo que ya conocíamos bien en su prosa: esa fascinante capacidad de encontrar la extrema belleza y el ineludible horror en todas las cosas que se van dando con la vida, para luego describirlos con sencillez y sobrecogernos por su honda pureza.