Los personajes que habitan estos cuentos son gente normal; pero sólo en
apariencia. Hablan como cualquiera de nosotros, caminan por las mismas
calles, incluso a veces logran amarse, pero sus vidas están llenas de
extrañas zozobras, de acertijos, de situaciones imprevisibles. Una cosa
los une: al final las mujeres siempre son las que deciden.
Los cuentos de Pedro Badrán Padauí siempre deparan una expedición por un
mundo rico en temas y registros. Si bien tienen un común denominador,
una forma de corregirle la plana a la realidad desde ficciones creíbles
por su apreciable rango estético sorprende la diversidad de sus
narraciones. Un humor oblicuo cruza sus historias. Desde su primer libro
de cuentos, El lugar difícil (1985), muchos supimos que el suyo en la
narrativa colombiana sería un lugar conquistado por el oficio y la forma
natural de pastorear sus fantasmas". "Nunca he leído un cuento de Pedro
Badrán sin una intensa sensación de gratitud. La inteligencia, el humor
desaforado, el oído impecable para las formas de hablar de la gente: ahí
está todo. Su obra enriquece la tradición de un género que en Colombia
no carece de riqueza".