Hacia el final del siglo XX, en el diario El Comercio, Julio Villanueva Chang retrató a gente desconocida: veteranos modelos de desnudos, parteras de bebés en el desierto, vendedores ambulantes de alcancías, sobrevivientes a caídas de avión, peluqueros anacrónicos, familias residentes en basurales, veraneantes de días miércoles, nómadas encerrados en hoteles, policías de tránsito demasiado amables. Esta primera estación de su obra es una indagación de lo extraordinario en lo común. Son crónicas intuitivas, de aprendizaje, estampas de otra época que, sin embargo, anticipan esa mirada que lo llevaría a fundar la mítica Etiqueta Negra.