Un ensayo sobre el desamor.
El desamor es como las enfermedades silenciosas, así como la hipertensión o el colesterol alto. Va avanzando, aunque todo se vea normal por fuera. No palideces de desamor ni tienes un desmayo. El desamor no presenta síntomas visibles más que el silencio y la retracción porque da vergüenza admitir que se sufre de «mal de amor», no altera la temperatura ni acelera el corazón como su antecesor, la ilusión y el anhelo de amar. Eso sí, se anuncia de repente, aunque ya viniera haciendo lo suyo. Y ¿ahora qué?, ¿terapia, reunión familiar, amigos o quizás respirar profundo, pasmarse, sacudirse, llorar, golpear almohadas, rasgar cosas y reparar antes de que sea más tarde para ti? Ya no es un tema de mantener la imagen o el estado social de suficiencia y éxito en el amor con tu pareja. Bienvenido, un estado de aceptación que permita atender este sentimiento como debe ser: oportunamente y de forma asertiva, lo malo no se puede repetir, por ello acudimos al concepto de la experiencia: un acontecimiento que te enseña. ¡Salta al aparente vacío si decides sobrevivir!