Un cuento acerca de la iniciación en el mundo de la lectura y la escritura, a través de la inspiradora huella que una abuela fuera de serie deja en un niño.
Ilustraciones de Patricio Betteo
Mmm... Yo sólo sé que mi abuela está loca. Ah, y que tiene la culpa de todo. Sí, ¡de todo! Siempre hay alguien culpable de que a uno le guste eso que tanto le gusta, o de que no le guste eso que nunca le ha gustado. El caso es que entre su peinado de Darth Vader, su obsesión de ganarse trofeos por los poemas que escribe y esa manía burlona de recitar versos a todo pulmón cuando bajo del autobús escolar, entre risotadas y con cara de trágame tierra (y todo para obligarme a entrar rápido a su casa), yo me estoy volviendo loco también.
Mis papás tienen un nuevo trabajo, y no tengo otra opción que quedarme por las tardes en casa de Petunia, mi abuela. Pero sospecho que algo se trae entre manos, y no me lo puedo perder...