Los relatos de este libro son casi reales, todo lo reales que pueden ser los
recuerdos. Casi todas las cosas pasaron, no sé si en ese orden y en esos
momentos, quizás tienen agregados que me ayudaron a darles sentido.
Muchos surgieron por las noches antes de que llegara el sueño, se
empezaban a reiterar y descubrí que, la mayoría de las veces, cuando los
escribía, dejaban de venir.
Otros aparecieron en una charla, por una foto, un objeto, algunos para
reflexionar sobre algo que me estaba ocurriendo o estaba viviendo.
En todos los casos fue la necesidad de ponerlos ante mí. Algunos me
hicieron un nudo en la garganta y, en muchos, busqué homenajear a gente
que influyó en mi vida o me apoyó.
Muchas historias quedan esperando, muchos otros merecen un homenaje,
ya será.
No soy escritor y me da cierta vergüenza que letras escritas por mí estén
en un papel que se transforma en libro, pero todo lo que cuento fue con los
sentimientos a flor de piel.
Nací en una hermosa familia y construí una hermosa familia, tuve amigos
y compañeros con los que quise cambiar el mundo, quizás en eso fracasé,
pero sigo intentándolo a mi manera.
Como todos, voy perdiendo por el camino días y vida, pero el triunfo está en
recordarnos, recuperar nuestra memoria y disfrutar de haber vivido.