El proyecto literario de Elizondo, el de la escritura por sí misma, encuentra en Miscast su representación dramática. Esta es la teatralización de un supuesto sobre la creación, en donde la protagonista es la palabra. La obra cuestiona la verdadera identidad de los personajes; éstos, de caracteres fluctuantes e indefinidos, a fuerza de ser representados, se convertirán en seres cuya realidad última es el lenguaje.