Tu hogar es una prolongación de ti mismo; si es un caos, tu vida también lo será. Sin embargo, cuando te ocupas de él, empiezas a sentirte menos acelerado y más en armonía con tu vida. Lavar los platos o cambiar el agua de un jarrón de flores puede ofrecerte un momento de gozo y de calma; las repeticiones de la vida cotidiana constituyen un placer. Gary Thorp muestra cómo los principios del zen pueden llevar armonía y paz a tu vida doméstica. No necesitas ningún entorno especial para alcanzar la tranquilidad que aporta el zen, sino que puedes encontrarla en cualquier parte: en la acción de quitar el polvo de una estantería, ordenar el armario o dar de comer al gato. "Zen" significa simplemente meditación, y para practicarlo no es preciso sentarse inmóvil con las piernas cruzadas. El autor analiza muchas actividades cotidianas y evalúa su capacidad para proporcionarte satisfacción, ayudarte a crecer interiormente y ofrecerte una oportunidad para practicar el zen.