Una magistral novela de intriga y suspenso sobre el auge petrolero de los años setenta.
Morir en el golfo es la puesta en escena de un pleito mortal. De un lado, la hermosa y perversa Anabela Guillaumin y su marido, el desorbitado político Francisco Rojano. Del otro, un cacique sindical petrolero, Lázaro Pizarro, Encarnación extraordinaria del mundo corporativo y autoritario mexicano. En medio, el narrador de la historia, un columnista influyente, arrasado al pleito por su vieja cuenta de amores y amistad con Anabella y Riojano. Frente a ellos, testigo y árbitro, el personaje sin nombre, jefe de la policía política del país, responsable de la seguridad pública, administrador de las sombras y los secretos del estado.
El lector tiene entre las manos no sólo un trazo nítido e inquietante del modo en que se da la lucha por algunos espacios de poder en el México contemporáneo; tiene un orden narrativo tendido sobre otro orden con sus propias reglas de violencia y tensión política, fidelidad a las propias pasiones y también autoconspiración contra ellas; el arte de poner el sentimiento a la altura del interés y la ambición urgente en el tiempo del cálculo y la calma. No es la menor de las virtudes de Morir en el golfo la claridad con que los personajes, los ámbitos y las pulsiones de mundos opuestos quedan imbricados, confrontados y resueltos para el lector en unas cuantas páginas intensas y magnéticas.
La historia del líder petrolero Lázaro Pizarro, de sus guerras políticas y personales, el recurso del crimen para dirimir conflictos y el transcurso de su poder entre los sótanos y las cúpulas de la política mexicana, tienen en Morir en el golfo un registro narrativo hecho de exactitud y destreza.
Morir en el golfo está en el centro de la cultura política mexicana de los años setenta; está en el momento óptimo de un oficio que Héctor Aguilar Camín lleva años puliendo y explorando en la ficción narrativa, el periodismo, el ensayo histórico y político; y para su ubicación en la literatura mexicana, con Morir en el golfo estamos en la herencia, en la escala de Martín Luis Guzmán.
En palabras de la crítica
«En las novelas de Héctor se percibe una maldad acechante, escondida, difusa, imposible de localizar con precisión; una perversidad y una vileza política, social, pero secreta.» - Hugo Hiriart