La aventura número 12 del comisario más popular de la Bretaña transcurre entre bodegas y viñedos. En plena luna de miel, Dupin deberá resolver más de un crimen.
Todos los veranos sin falta, desde hace más de una década, el nuevo caso del comisario Dupin se sitúa en el nº 1 de los libros más vendidos en Alemania. ¿Cuál es el secreto de esta serie policiaca que se ha convertido en un fenómeno de ventas? Sin duda, la mágica combinación de un detective peculiar y algo huraño que, a lo Hércules Poirot, confía más en su olfato y en los interrogatorios poco ortodoxos que en todos los seminarios sobre técnicas psicológicas avanzadas, y un escenario, la Bretaña, donde todavía se celebra la vida en torno a grandes mesas de madera, con buen vino y mejor conversación, y las ostras se comen por prescripción médica.
El comisario Dupin y Claire están de viaje de luna de miel. Se han propuesto firmemente dejar a un lado sus respectivos trabajos y disfrutar de una ruta gastronómica y de cata de vinos en la región del Loira. Pero mientras se encuentran alojados en el hotel de Cécile, una buena amiga de Claire, les sorprende la muerte por un disparo de escopeta del exmarido de Cécile. Aunque Dupin no se encuentra en su jurisdicción, tanto Claire como Cécile le instan a que investigue el caso a escondidas del comisario a cargo, quien está convencido de que la muerte del bodeguero fue fortuita, consecuencia del tiro accidental de un cazador furtivo. Una nueva muerte y un incendio provocado en una bodega de la competencia le convencen que se trata de un asesino dispuesto a todo.