Corría un 7 de febrero de 1887 cuando el pintor modernista más importante de Gran Canaria abrió sus ojos al mundo por primera vez. Néstor Martín-Fernández de la Torre, un pintor entre sueños, fue un artista imprescindible que observó la realidad con una lupa y buscó en las leyendas del mundo los sentimientos más intensos del ser humano.
Pintor del mar y del amor, fue un compositor de fondos fantásticos que retrató con intensa belleza el océano y sus enigmáticos seres. Encandiló al mundo con decoraciones murales y pinturas de dioses y ninfas, y su arte fue un gran homenaje a la naturaleza de las islas.