Y como no hubo quién reconociera los huesos, metió la mano en los bolsillos del pedazo de short. Había unas llaves que, vistas al sol, parecían la boca de una babilla. Hay que encontrar la casa que abren, dijo.
Luego del derrumbe, las máquinas se van de San Antonio. De la mina solo quedan unos pozos en los que, después de una larga sequía, aparecen los restos de un cuerpo. Nadie grita tu nombre es la historia de K., que recuerda su infancia en ese lunar de barro en la geografía nacional. Allá, en esa tierra abierta, quedan su mamá y su abuela. Allá encontró la marimba: esa pepita de oro que le dio un brillo diferente al porvenir. Harold Muñoz ha reescrito Nadie grita tu nombre, libro que ganó el Premio de Novela Emecé-Idartes en el 2017, y que hoy, en otra versión, regresa a librerías para condensar en un solo grito el nombre de los vivos y las iniciales de los muertos.