Los conflictos individuales y grupales alteran las propiedades biológicas, químicas y físicas dando lugar a diferentes circuitos neuronales de normalidad o patología. El entorno en el que vivimos incide en nuestra persona y esta, a su vez, influye en nuestra sociedad. Por lo tanto, en el estudio de la conflictología consideramos muy importante tener en cuenta los componentes neuropsicológicos individuales y/o contextuales necesarios para poder comprender y avanzar en la resolución de conflictos por vías no violentas. Tener conocimiento de las emociones humanas desde un punto de vista científico debería ayudar a entender las bases cerebrales que llevan al ser humano a comportarse de determinada manera. En este cuaderno tratamos de aproximarnos a las bases neurocientíficas que dan lugar a los conflictos, emociones, sensaciones y maneras de actuar del ser humano pretendiendo, asimismo, acercarnos a todos los que partiendo de una u otra disciplina tratamos de comprender al individuo dentro de un medio en el que entorno y persona construyen un sistema recíproco envuelto en un espacio que nos hace crecer y formar parte de una sociedad.