El personaje de este libro emprende el camino de retorno tras diez años de ausencia. Esto propicia un cuestionamiento sobre si el único movimiento posible es aquel planteado por el devenir. Ante la incertidumbre, se aferra a lo único material con que cuenta: sus libros. Pero estos son, a su vez, puertas de escape a otros universos, la oportunidad de vivir tantas vidas como sea posible.
En estas páginas, Ricardo Sumalavia nos habla de la soledad, de nuestra trágica condición de individuos librados al desencuentro; interrumpido solo por instantes de compañía familiar, amical o amorosa que luego se aleja. Y sin embargo, No somos nosotros nos hace sentir que hay cosas que perduran a pesar del tiempo, del azar y la distancia.