Bajo la forma inicial de una carta abierta, Víctor Sueiro escribió en su momento este texto a su hija Rocío. Más luego convertido en libro, el mensaje está dirigido a todos los jóvenes de espíritu que afrontan el mundo con la pasión y el asombro de sus años dorados. Con lenguaje sencillo y sin afectación, el autor supo hablar en esta obra de los valores permanentes de nuestras vidas: la dignidad, el amor, la justicia. Sueiro nos brindaba libros escritos desde el corazón. Este, en cambio, está escrito con el corazón.