Durante mucho tiempo, la emancipación de los esclavos se consideró fruto de la acción de abolicionistas liberales y blancos. Aline Helg, basándose en una rica historiografía de fuentes estadounidenses, latinoamericanas, antillanas, británicas, francesas y holandesas, muestra que, mucho antes del nacimiento de los movimientos abolicionistas, algunos de los millones de esclavos habían logrado liberarse explotando las lagunas del sistema, ya fuera local o globalmente. Este estudio --pionero por su magnitud en el tiempo y el espacio-- destaca el papel continuo de los propios esclavos en el largo proceso de lucha contra la esclavitud en las Américas y revela las estrategias que estos desarrollaron para derrocar subrepticia, y a veces violentamente, un equilibrio de poder que, en su abrumador desbalance, les dejaba sin la menor esperanza.