Dos conclusiones esenciales se desprenden de este trabajo de Alberto Donadío: Carlos Palacino es inocente y Daniel Coronell, su principal acusador periodístico, es un falsario (que falsea o falsifica algo). Coronell, obrando con prepotencia carente de pruebas, tergiversó la realidad de Saludcoop para perpetrar un engaño contra la opinión pública. Igualmente notables son las conclusiones que se refieren a los acusadores institucionales: El fallo de responsabilidad fiscal emitido por la contralora Sandra Morelli sobre un supuesto desvío de dineros de la salud por 1,4 billones de pesos está pegado con babas.
La sentencia penal de primera instancia que condenó a Palacino, no por aprovecharse él de los dineros de la salud sino para construir clínicas, se basa en un peritazgo desfavorable en tanto que el juez desconoció un peritazgo
favorable. La absoluta falta de credibilidad del juez se deduce de esta frase de la sentencia sobre la remuneración de Palacino: “Su salario mensual era el más alto de cualquier ejecutivo de una empresa multinacional”.
El escándalo de corrupción en Saludcoop no radica en la conducta de Palacino sino en quienes inventaron un falso escándalo de corrupción en la EPS. A la cabeza del montaje se encuentra el expresidente Juan Manuel
Santos. La temporada de bullying de Coronell terminará algún día, como llegó a su fin la persecución rabiosa del senador Joseph McCarthy, famoso por vapulear y vilipendiar a sus víctimas blandiendo cualquier amago de prueba. Una injusticia hecha a un individuo es una amenaza a toda la sociedad.