No es cierto que la vida es un callejón sin salida ni tal y como algunos nos la han contado. Porque siempre existirá una nueva puerta que tocar.
Para el detective psicoanalista Cecilio Chafloque y la reportera Mónica Marticorena, Humberto Sanguinetti es el principal sospechoso del secuestro de un alto funcionario y de ser parte de un complot orquestado por una red de corrupción y tráfico humano que vinculan tanto al hampa y al narcoterrorismo como a las altas esferas del poder político. Paraíso de los suicidas refleja una sombría realidad global y pone de manifiesto las repercusiones que el autoritarismo y la corrupción del poder originan en el núcleo familiar, incitando al desarrollo de conductas abusivas como el maltrato infantil y la falta de valores en la búsqueda de la realización personal. En ese sentido, Humberto Sanguinetti es una voz que clama auxilio en una sociedad donde el arribismo, el bullying infantil, la filosofía de la calle, el culto al barrio, el alcohol y las drogas son prácticas cotidianas. A pesar de todo, y como respuesta al dilema de estar vivo, en Paraíso de los suicidas surge también la esperanza.