El ser humano es el único mamífero que camina sobre dos patas en lugar de cuatro, una locomoción conocida como bipedismo. Honramos a quienes se mantienen erguidos y orgullosos, seguimos los pasos de los demás y celebramos que un niño empiece a andar. Pero, ¿por qué y cómo, exactamente, dimos nuestros primeros pasos? ¿Y a qué precio? El bipedismo tiene sus inconvenientes: dar a luz es más difícil y peligroso; nuestra velocidad al correr es mucho menor que la de otros animales; y sufrimos diversas dolencias, desde hernias a problemas de sinusitis.En un viaje de siete millones de años a los orígenes del linaje humano, partiendo de los modernos laboratorios de psicología evolutiva hasta los antiguos yacimientos fósiles de África y Eurasia, DeSilva muestra cómo la marcha erguida fue una puerta de entrada a muchos de los atributos que nos hacen humanos como nuestras capacidades tecnológicas, la sed de exploración o el uso del lenguaje y puede haber sentado las bases de los rasgos de compasión, empatía y altruismo de nuestra especie.